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Gerardo Perazzo se despidió de la actividad tras 39 años: “Bomberos es una forma de vida”

El comandante mayor se retiró al cumplir los 60 años, como exige la ley. A lo largo de casi cuatro décadas fue bombero, formador, jefe y guía. Aunque deja su rol activo, su legado seguirá latente.

El sábado 12 de abril fue un día especial para el cuartel de Bomberos Voluntarios de Villa Constitución. Gerardo Perazzo, comandante mayor y jefe del cuerpo activo, se retiró oficialmente al alcanzar los 60 años, edad límite establecida por ley. Con él se va una figura clave en la historia de la institución, pero también un símbolo de entrega y vocación.

“Hace cinco años que me vengo preparando”, explica Perazzo, que ingresó al cuartel en 1986, apenas cinco años después de su fundación. En todo ese tiempo atravesó emergencias, capacitaciones y lideró la transformación del cuerpo activo, hasta convertirse en referente regional y nacional.

La decisión de retirarse no fue propia, sino impuesta por normativa. “En Santa Fe no existe la figura de bombero de reserva. Cumplís 60 y te tenés que ir. Aunque todos me dicen que no me voy a despegar”, cuenta, con esa mezcla de orgullo y nostalgia que define a quien ha vivido su vocación como un modo de vida.

Durante la entrevista, Perazzo destacó lo complejo que resulta ceder el mando en una institución como Bomberos, donde cada decisión implica responsabilidad y riesgo. “Nosotros tenemos una app para ver quién va al servicio. Si veo que salen muchos nuevos, me acerco al cuartel, escucho. Hay momentos, como a la mañana, en que falta gente, y uno no puede quedarse de brazos cruzados”, relata.

Ese compromiso diario también se refleja en la formación: “El sueño de todos los bomberos es capacitarse afuera, en Estados Unidos. Pero hoy no tenemos recursos. Mandar a alguien cuesta mucho. Por eso recurrimos a fundaciones que vienen a capacitar, como los escoceses en Entre Ríos o la Fundación 911 en Garín”, explica.

 

Esfuerzo permanente

Entre las causas que provocan que muchos aspirantes abandonen la carrera, Perazzo es claro: “Se piensa que ser bombero es adrenalina y acción, pero cuando se enfrentan al estudio, al rigor, a tener jefes más jóvenes, se quiebran. Y es una vocación que exige todo: cumpleaños, navidades, nacimientos. Te los perdés. Es otra vida”.

El cuerpo activo hoy cuenta con 48 miembros, aunque cerca de 30 son los que asisten con mayor frecuencia. La necesidad de nuevos ingresos es constante, pero también lo es el desafío de sostenerlos. “Es algo cíclico. Hay gente que entra y se va por trabajo o por desilusión. No es fácil sostener la vocación en un mundo de obligaciones”.

 

A nivel operativo, la tecnología ha reemplazado progresivamente a la icónica sirena. “Solo suena cuando no hay otra opción, porque sabemos que genera ansiedad en la comunidad. Hoy usamos una aplicación. Pero si falla la red, la sirena sigue siendo nuestro plan B”, dice.

 

Salidas de todo tipo

En cuanto a la vida cotidiana del cuartel, hay historias que rozan lo insólito, como los llamados por gatos en árboles, serpientes o incluso caballos atrapados. “El gato subió solo y baja solo. Pero te llaman a la medianoche, cuando podrían haberlo hecho a la tarde. Cada salida cuesta, y no siempre se entiende eso”.

Perazzo también compartió una de las pocas experiencias lindas entre tantas situaciones difíciles: “Una vez asistimos un parto en Barrio Unión. Llovía, calle de tierra, ambulancia que no llegaba. Fuimos en un jeep que yo tenía porque era imposible entrar con otro vehículo. Y ahí nació una nena. Esas cosas no se olvidan nunca”.

 

Reemplazo

El futuro del cuartel estará a cargo, al menos de forma interina, del oficial ayudante Gabriel Matteaccio, quien tomará el liderazgo hasta que se formalice la elección entre los oficiales. “Gabriel viene desde chico, lo venimos formando. Ahora es su momento”, asegura.

Aunque ya no estará en el frente de batalla, Perazzo deja una huella profunda en cada rincón del cuartel. “Bomberos es un chip que te cambia. Hablar de otra cosa cuesta. Pero creo que es hora de soltar, y acompañar desde otro lugar”, concluye.

 

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