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“Un abogado debe ofrecer todos los caminos y la mediación es uno de ellos”

La abogada y mediadora Carina Tomasi habló sobre los reparos que aún existen en el ámbito jurídico respecto a la mediación, una herramienta cada vez más utilizada para resolver conflictos sin litigar.

Aunque la mediación es una herramienta cada vez más reconocida para la resolución de conflictos, dentro del ámbito legal aún persisten resistencias. Así lo reconoció la abogada y mediadora Carina Tomasi, quien en una reciente entrevista en Cámara Abierta (streaming de SUR Multimedios) se refirió con claridad y sin rodeos a las tensiones que existen entre algunos profesionales del derecho tradicional y la práctica mediadora.

"Sí, lo siento desde el primer día. No todos, pero sí hay una mirada de desconfianza hacia los mediadores por parte de algunos colegas que viven del litigio," afirmó Tomasi. Sin embargo, también destacó el apoyo de muchos abogados que comprenden el valor de esta herramienta y derivan casos de manera voluntaria: “Agradezco a esos colegas que entendieron que hay conflictos que pueden resolverse sin llegar a tribunales. Esa apertura enriquece nuestra profesión.”

Para Tomasi, la clave está en el enfoque del conflicto: “Si un cliente llega a mi oficina, tengo que ofrecerle todas las alternativas posibles para resolver su problema. Eso incluye la mediación, más aún cuando en muchos casos es obligatoria por ley.”

 

Una práctica resistida, pero necesaria

Las críticas hacia la mediación suelen centrarse en su rentabilidad en comparación con el litigio tradicional. Al respecto, Tomasi respondió con firmeza: “Sí, cobramos menos. Pero eso no quita valor a nuestro trabajo. Estudiamos, nos formamos, y también merecemos una remuneración justa. Y de hecho, en mediación también se cobran honorarios como en cualquier juicio.”

Frente a quienes se quejan de que los mediadores "quitan trabajo", Tomasi fue tajante: “¿Por qué no se perfeccionan en mediación y amplían su campo de acción? La mediación no es competencia, es una herramienta más. Y en todo caso, es un cambio cultural que la abogacía debe asumir.”

 

Un rol distinto, no menor

Tomasi también diferenció claramente su doble rol: “Cuando soy abogada, soy abogada. Y cuando soy mediadora, soy mediadora. Pero ser mediador no significa ser débil, como muchos suponen.” Y agregó: “No hacemos terapia en mediación, pero sí trabajamos con las emociones, con lo no dicho, con lo que duele. Validar lo que le pasa a la persona no es debilidad, es comprensión.”

 

En ese sentido, explicó que la mediación requiere un clima distinto al de los tribunales: más cálido, menos intimidante, más propicio para el diálogo. “Ofrecemos café, caramelos, buscamos un ambiente neutral. Los protagonistas son las partes. El mediador debe pasar desapercibido.”

 

Entre hermanos, empresas o instituciones

Desde disputas familiares hasta conflictos institucionales complejos, la mediación ha demostrado ser efectiva. “Se puede mediar desde dos hermanos por una herencia hasta comunidades enteras enfrentadas. En todos los casos, se trata de restablecer el diálogo y encontrar una solución no violenta,” señaló Tomasi.

Sin embargo, también reconoció que no siempre es sencillo: “Hay personas que llegan a la mediación con la decisión tomada de no hablar. Pero con herramientas adecuadas, muchas veces se quedan, escuchan y hasta acuerdan. He visto parejas que entran sin mirarse y se van charlando de fútbol.”

 

Una transformación cultural

Finalmente, Tomasi apeló a una reflexión profunda sobre el rol del derecho: “Nos enseñaron que el abogado tiene que ganar, tiene que litigar. Pero el verdadero desafío es ayudar a resolver. Mediación no es renunciar a los principios, es cambiar el enfoque.”

Y concluyó con una enseñanza que transmite a cada nuevo mediador: “En mediación hay que ‘sacarse el traje de abogado’. No se trata de imponer soluciones, sino de acompañar a las partes a encontrar la suya. Y si eso funciona para ellos, entonces es justicia.”

 

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