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ACLA en vacaciones de invierno con cine, títeres y mucho corazón

Cine gratuito, títeres y cuentacuentos forman parte de una propuesta pensada para chicos, con un fuerte espíritu comunitario y afectivo.

En pleno corazón del Centro (Irigoyen 472) y con apenas un año y medio de existencia, el Espacio Cultural ACLA se ha convertido en un faro para la comunidad. Allí, donde todo se hace “a pulmón”, Amalia Barreyro y Leandro Gómez impulsan una nueva propuesta para las vacaciones de invierno, con actividades gratuitas especialmente dirigidas a los más pequeños. Cine, títeres y cuentacuentos se entrelazan con valores que atraviesan cada iniciativa: amistad, inclusión, respeto y comunidad.

“Veíamos que los chicos más chiquitos no tenían muchas opciones para estas vacaciones. Así que armamos esta agenda con todo el amor del mundo”, cuenta Amalia. Y ese amor se nota en cada detalle: desde la selección de películas hasta el cuidado en la organización de los espacios para que todos puedan participar.

 

Vacaciones con cine, cuentos y títeres

La agenda de invierno comienza el sábado 12 de julio a las 15 h con la proyección gratuita de Lilo y Stitch, en un ambiente cálido y familiar. “Pueden venir también los grandes, claro. Siempre terminan disfrutando tanto como los chicos”, comenta Leandro entre risas.

El domingo 13 será el turno de las Abuelas Cuenta Cuentos, que presentarán una versión libre de Pinocho, con marionetas, personajes interactivos y mucho humor. “Una de ellas es mi mamá”, confiesa Leandro, visiblemente emocionado.

La programación continúa el sábado 19 con la película Helio y culmina el domingo 20 con el espectáculo de títeres Los Amigos del Río, a cargo de un artista venezolano que recorre Latinoamérica con su arte. Todas las funciones comienzan a las 15 h y, como aclaran los organizadores, son por orden de llegada. “Abrimos la puerta y entran. Se llena de chicos corriendo, pero cuando empieza el show\... silencio total. Se quedan hipnotizados”, cuentan.

 

Hacer visible lo invisible

Lejos de ser un espacio comercial o con fines de lucro, ACLA nació desde el corazón y se sostiene con esfuerzo y colaboración. “Todo lo que hacemos es a pulmón. Organizamos, buscamos luces, sonido, escenario. Hemos ido aprendiendo a los tumbos”, relatan. Pero, a juzgar por la respuesta del público, el camino vale la pena.

“El año pasado, después de una función, vinieron personas que no conocíamos y nos abrazaban. Gente que no tenía plan, que no podía pagar una entrada, y encontró en ACLA una opción gratuita y de calidad para disfrutar con sus hijos”, recuerda Amalia.

 

Un espacio donde todos tienen lugar

 

La filosofía de ACLA es clara: puertas abiertas, sin colores ni tintes. “Queremos que sea un espacio donde el artista pueda expresarse libremente, donde la comunidad se sienta bienvenida y donde nadie quede afuera por no tener dinero en el bolsillo”. Por eso, muchos de los eventos se realizan a la gorra, y otros —como los de vacaciones— son completamente gratuitos.

Un ejemplo conmovedor es la Peña Duendera, organizada junto a la vecinal Domingo Troilo y el Movimiento Solidario Constitución. Allí participaron artistas con discapacidad, y el equipo de ACLA cuidó cada detalle para garantizar accesibilidad y disfrute. “Ahora, los Duendes ensayan en nuestro espacio. Se habían quedado sin lugar y hoy son parte de la casa”, dicen con orgullo.

 

La risa como bandera

Si algo define al equipo de ACLA es la pasión por las infancias. “El sonido de la risa de los niños te queda en la cabeza y en el corazón”, dice Amalia. Y no es sólo una frase bonita. Desde el principio, el espacio ha priorizado actividades lúdicas, didácticas y pedagógicas, alejadas de las pantallas, donde el encuentro y la creatividad son protagonistas.

Durante los eventos no faltan el pororó, las pizzas hechas por el Movimiento Solidario ni las invitaciones de boca en boca. “A veces salimos a la plaza a buscar chicos minutos antes de la función. Porque no todos están en redes sociales. Y muchos aún no conocen el espacio”, explican.

 

ACLA, un homenaje a la amistad

El alma de ACLA es, también, un homenaje. “El espacio nació en honor a un amigo. Por eso, uno de nuestros valores principales es la amistad. Y eso se nota en cómo trabajamos: somos siete en la mesa chica, pero hay un montón de gente más que se suma siempre. Es una red de afecto”, cuentan.

En cada función, en cada encuentro, ACLA no solo ofrece cultura: ofrece pertenencia, comunidad, alegría. “Los niños no son prejuiciosos. Se hacen amigos en segundos. Nosotros, los grandes, somos los que necesitamos volver a aprender eso”.

Con una propuesta pensada para que nadie quede afuera, ACLA invita a todas las familias a vivir unas vacaciones de invierno distintas. Un plan cerca de casa, cálido, gratuito y lleno de magia. Porque en un mundo de pantallas, este rincón cultural recuerda que no hay nada más poderoso que una risa compartida y una historia bien contada.

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