El domingo a las 18 horas un vecino de barrio San Martín al transitar con su bicicleta por calle Jorge Newbery al 100, notó la presencia de una yarará a metros de los límites de un predio desocupado. En ese momento, desciende de la bicicleta y al acercarse mató a la serpiente, la cual, medía cerca de 1 metro y 20 centímetros y era una hembra. El vecino señaló que “la propiedad está llena de escombros y plantas; es decir, un lugar propicio para la reproducción de la especie”. Una vecina explicó que la serpiente “cruzaba la calle desde las montañas de tierra, troncos y escombros (que existe en el predio) hacia la parte edificada. La inseguridad por los que se esconden detrás de la tierra hace que tengamos que quedarnos encerrados por las noches a tener que fijarnos en este otro tipo de alimañas”.
Casos ocurrentes
Según un vecino, “no es la primera vez que encontramos una yarará; por calle Sarmiento y Misiones, hace un tiempo note la presencia de una yarará que circulaba hacia el predio de Cilsa, era de noche y la vi cruzar por el barrio a gran velocidad”.
Consultados por Diario EL SUR, varios vecinos de la zona expresaron su insatisfacción en torno a la locación desocupada que acumula escombros a metros de su ingreso. “Es un lugar propicio para la reproducción de las víboras; además, técnicamente, la víbora hembra atrae a los machos; en este caso, seguramente ha quedado una víbora circulando por la zona”, aseguran.
Características
Principalmente la yarará, se caracteriza por su poderoso veneno, que la hace la víbora más temida en todo el territorio Argentino. No tiene agudizado el sentido de la vista ni del oído sino más bien que es un reptil sensorial; el mismo, por lo general aseguran los vecinos tiene hábitos noctámbulos, ya que empieza a salir de caza cuando el sol va cayendo. Otra de sus características es ser poiquiloterma, lo que significa que es un reptil de temperatura variable, que está supeditada al ambiente donde se encuentre, sin embargo evita siempre el contacto con el sol.
