Conmoción mundial: Murió Diego

Por Camilo Sarro
Estudiante Comunicación Social

Lo que jamás imaginamos que sucedería, ocurrió. Seguramente nadie se preparó para semejante situación y quizás algunos otros tantos no hemos caído todavía. A los 60 años se fue Maradona, desprotegido por sus cercanos; esos que se encargaron de empujarlo al abismo, y que no solo le manejaban sus redes sociales, sino su vida en general. Diego falleció al mediodía de un eterno miércoles 24 de noviembre de 2020. Sí, 2020, ese año maldito que tantas vidas se llevó. El emblema del fútbol mundial no resistió el paro cardíaco y posteriormente, la autopsia reveló que Diego murió por “insuficiencia cardíaca aguda, en un paciente con una miocardiopatía dilatada, insuficiencia cardíaca congestiva crónica que generó edema agudo de pulmón”.
Eduardo Sacheri pide disculpas y avisa que no puede juzgarlo con la misma vara que al resto de los mortales. En ese mensaje, se esconde la dificultad de comprender que no era inmortal y que algún día se iría. Ese día llegó y el mundo está de luto. Por Diego, por Maradona. Por el Maradona padre de tantos hijos y por el Maradona padre de sus padres. Por el Maradona superhéroe, de todos esos amigos que tuvo a lo largo de sus vidas. Porque no vivió una sola vida, murió y resucitó más de una vez. Por el Maradona futbolista, que tocó el cielo con las manos, que con tan solo un 10 en su espalda se enfrentó a los poderosos del mundo, a los que trataban de tumbarlo a patadas y a los que intentaban hacerlo tambalear con sus decisiones de escritorio. Por el Maradona que dejó una huella como ícono nacional en cada lugar del planeta, porque en cada rincón de esta tierra, cada vez que un argentino visitó un suelo extranjero, se sintió respaldado por Diego. Por el Maradona que se equivocó y pagó, el que alguna vez manchó la pelota y su reputación, porque es humano aunque cueste entenderlo. Y principalmente, por el Maradona que se fue a descansar, al que no le permitieron tener una vejez como se la merecía. Y que allá va, en busca de tranquilidad, a la eternidad, porque de acá nunca se irá.
Fue un miércoles donde permanentemente se trató de gambetear la noticia, de creer que no era posible, pero no. Maradona falleció y las calles del mundo se colmaron de gente (en plena pandemia) para despedirlo. Desde Villa Fiorito hasta Nápoles. Desde La Paternal hasta el Coloso del Parque. Y desde Ushuaia a La Quiaca. Y en cada rincón gritando por Argentina, porque eso era él. Argentina en estado puro. Y como alguna vez dijo Eduardo Galeano, “Maradona se convirtió en una suerte de Dios sucio, el más humano de los dioses. Y eso quizás explica la veneración universal que él conquistó, más que ningún otro jugador. Un Dios sucio que se nos parece: mujeriego, parlanchín, borrachín, tragón, irresponsable, mentiroso y fanfarrón”.
Entonces, el fútbol también despidió a Maradona. Messi, Pelé, Cristiano, Iniesta, Sergio Ramos, Ronaldinho, Ronaldo, Mascherano y una lista interminable de los ídolos de los millennials. También sus compañeros, los cuáles destacaron su humildad y su demostración de ser uno más, cuando todos sabían que era distinto. Pero sí, más allá de todo, nadie puede negar que fue un capitán hecho y derecho, un capitán que produjo satisfacciones en un pueblo que se golpeaba permanentemente y sin lugar a dudas, un capitán eterno y positivo: El Gran Capitán.

Villa dijo presente
La famosa Iglesia Maradoniana fue representada en nuestra ciudad para homenajear al futbolista más emblemático de la historia del fútbol mundial. Federico Capriccioni y Jesse Ortíz se autoconvocaron en la plaza central de Villa Constitución para rendirle veneración a Maradona. Allí, los fieles colgaron una bandera en la esquina de Hipólito Yrigoyen y San Martín, mientras pasaban varios autos que espiaban y con algún que otro bocinazo se hacían sentir.
Diario El Sur se hizo presente en la movilización y habló con los organizadores: “Nos quebramos hoy al mediodía porque Diego es un ícono argentino más allá del fútbol, y por eso decidimos hacerle nuestro propio homenaje a ese tipo que nos representa y nos representará en cualquier país del mundo”, aclaró Capriccioni. A su vez, explicó que “se autoconvocaron pacíficamente y compartieron la plaza con las chicas que reclamaban por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer”, y por su parte detalló: “El Diego rompió toda grieta del país y queremos sentirnos presente, acompañando desde nuestro lugar a la familia y a todos los fanáticos que adoramos a este enorme jugador que fue, es y será”. Además, Ortíz aclaró que “ama a Maradona” y contó: “Desde chico siempre me gustó Diego y hoy cuando Fede (Capriccioni) me contó la noticia, me puse a llorar y enseguida pensamos en hacerle este pequeño homenaje”.

En tanto, Luciano “Tato” Arizaga es un sinónimo de Maradona en la ciudad porque lleva en su piel, 9 tatuajes de Diego, ese personaje que quizás sea el “más tatuado del mundo”, cerca de su ídolo, “El Ché” Guevara. El villense explicó que el miércoles se le truncó su sueño, que tras conocerlo, agradecerle cara a cara y abrazarlo, le hubiese dejado estampada su firma. Diario El Sur también se comunicó con “Tato”, que tan dolorido y compungido, dejó su mensaje: “La verdad no tengo ánimo de hablar o poder describir este día tan triste. Creo que a todos los que amamos el fútbol, hoy se nos rompieron los botines, se nos pinchó la pelota”. Además, Arizaga explicó que “lo que muchos imaginaban, hoy se hizo realidad”, porque se fue “un tipo que vivió 150 vidas normales y que hoy no quiso gambetear la última jugada”. “Lamentablemente el último Diego no era la persona que nos hizo tan feliz, se lo veía desgastado y mal. Realmente causaba una tristeza increíble y como siempre quise la tranquilidad para él y que solo sea feliz, lo despido, porque parece que los mitos siempre deben irse pronto”, cerró Luciano.
Además, en las redes sociales, los clubes de la zona dejaron su mensaje. Riberas del Paraná lo hizo desde su cuenta oficial y desde las subcomisiones de fútbol, tenis y básquet también. En tanto, Atlético Empalme y Unión de Arroyo Seco despidieron a Maradona en sus cuentas futbolísticas.
Por su parte, Lisandro López posteó imágenes del homenaje en La Bombonera y una publicación de Diego con la Copa del Mundo y un texto que decía: “Que en paz descanses Diego, muchas gracias por todo. Nunca te olvidaremos, sos eterno”. Rodrigo Moreira también publicó una imagen con una frase donde afirmaba que “era un villero con mucha guita, pero con conciencia de clase”; y “El Piri” Vangioni colgó una imagen besando la copa y con el sócalo de “eterno”.

El mito continúa
Cuando fallece alguien destacado se suele decir que nace la leyenda o el mito. Pero acá es diferente. Maradona fue un mito en vida, y lo seguirá siendo desde otro lugar. Porque sus banderas por las que tanto luchó serán alzadas por millones de personas en el mundo, por millones de fieles y por millones de aquellos que quisieron alguna vez ser Maradona. Y sin dudas, que nadie podría haber aguantado ser Maradona.
Los medios de comunicación del mundo se hicieron eco de la noticia, y Diego será la tapa de varios portales por unas largas semanas. Y en la televisión se recordarán sus frases, pronunciarán su dolor tanto los comunicadores como los amigos, y llenarán la agenda con los momentos más hermosos que un futbolista le haya podido regalar a un pueblo. Ese pueblo que lo juzgó, que lo amó y que lo torturó. Que lo veneró y que lo defenestró. Que festejó sus alegrías y lloró cuando le cortaron las piernas. Que lo homenajeó en sus últimas recorridas por el fútbol argentino, cuando las palabras eran casi nulas. Y que sin lugar a dudas, lo persiguió en cada uno de sus actos.
Es por ello que allá va Maradona, esquivando ingleses, brasileros o algún italiano, con el pecho erguido y la cabeza levantada, con el puño en alto y su capa en la espalda y claramente con la pelota en su zurda eterna; en busca de tranquilidad y sabiendo que en Argentina, en Nápoles y en cualquier esquina del mundo se abrazarán dos pibes o quizás un padre y un hijo para gritar muy fuerte: “Maradó, Maradó”. Murió Diego Armando Maradona a los 60 años pero el mito continúa.