Cierra Yuly, un adiós de Aromas y Sabores
De un tiempo a esta parte, llegamos a la ciudad cargados de sueños y expectativas de desarrollar nuestra empresa familiar, veníamos de Colonia Acebal para desembarcar con la idea de una panadería, lo que no sospechábamos es que estaríamos formando, con el paso de los años, un emblema de la localidad. YULY en 1951 abrió nuestras puertas y ventanas, de mirada al futuro, contando con un primer local en San Martín, para luego expandirse e instalarse en San Martín 929, el que sería nuestro último destino.
Comenzamos día a día a transitar el camino de las recetas, que heredamos de nuestros padres, tíos y vecinos, fórmulas que fueron surgiendo de paladares exigentes y miradas ansiosas.
Haciendo lo que sabíamos hacer, permanecimos en cada mesa donde había una celebración, y nos elegían, orgullosos, por la calidad y tradición de cada momento. Hoy queremos decirles que cada masa, gestada desde horas tempranas, fue para nosotros, una obra de arte que nos hizo sentir presentes en todos y cada uno de nuestros clientes.
En memoria de generaciones quedarán los resabios de texturas y formas, cada quien se despedirá a su modo, abriendo la puerta por última vez, en busca de su variedad favorita. Dicen por ahí, que nadie imagina quién llegará por el último MILHOJAS, por el EMILIANO definitivo, por los SACRAMENTOS póstumos. Corre la voz que ingresará uno a uno a celebrar a su manera, un adiós alegre y esperanzador de haber cumplido mes a mes con el objetivo primero de aquel día que comenzó la tradición.
Hoy te decimos un hasta luego con el corazón lleno de recuerdos, felices de saber que dimos todo y pusimos en cada creación nuestro espíritu familiar de unión y alegría.
Hoy decidimos cerrar un ciclo, una etapa de nuestras vidas y en la vida de una familia, llevándonos los recuerdos de haber crecido y permanecido vinculados por el negocio.
Les decimos gracias a cada uno de nuestros clientes y amigos, que siempre confiaron en nosotros, permitiéndonos con cada receta, entrar a sus celebraciones.
