Vivió doce días con un muerto en la casa

Vivió doce días con un muerto en la casa
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La casa de San Martín 3446 fue escenario de una insólita historia entre dos personas, más allá de la vida y la muerte.

Una mujer pasó 12 días con el cadáver de un hombre al que cuidaba y que falleció a principios de mayo a la espera que algún familiar se acercara a decidir qué destino darle al cuerpo, incluso consideraba la posibilidad de sepultarlo en el patio de la casa. Un vecino se acercó el sábado a la casa y preguntó por este sujeto, sin saber que había fallecido. “¿Benito?, murió hace 10 días. ¿Quiere pasar a verlo?, fue el insólito diálogo desarrollado en la puerta de la casa ubicada sobre Av. San Martín, al 3400, en barrio San Lorenzo. Rechazando cortésmente la invitación de entrar a la vivienda, el vecino llamó al 911 y así se puso fin al largo velatorio.

Benito Ojeda tenía 65 años, vendía rifas y tiras de condimentos,  y falleció el 2 de mayo en la casa de Libertad Soledad Rondán, quien lo cuidaba desde hacía 10 años y lo consideraba una especie de hermano. “Yo soy la señora que lo cuidaba, él me presenta como su señora porque era indio y yo le decía: mi señor, entonces se confunde la gente porque no está acostumbrada”, comentó a Diario EL SUR negando que hubiera entre ellos otra relación, y siempre hablando de Benito en tiempo presente y con algunas acotaciones que hacen dudar de su lucidez. Del 2 al 14 de mayo  siguieron juntos, en la misma cama, pese a que Benito ya estaba muerto.

El 2 de mayo “el señor Benito, se levanta y me pide el desayuno; es decir la leche con un poquito de cacao para niños, y le da vómitos porque los dos tenemos pinzamiento de estómago. Y me dice:- Me siento cansado. Le digo: -¿Qué querés hacer?  –Me voy a dormir un ratito y vos andá a lavar, me dijo. Al rato voy a ver si quiere la píldora y unos mates, que es una costumbre nuestra. Y ya respiraba poquito, poquito, poquito. Eso pasaba a las 10 de la mañana, a las 11 de la mañana se cortó. Vino Jesús de Nazaret y se lo llevó”, relató remarcando una convicción que repitió en varias oportunidades: “Es mentira que Jesús de Nazaret está muerto”.

 

Largo velorio

Una vez que Benito falleció “y esperé porque tiene la familia muy lejos, en Vera, pero la hermana vive muy afuera, en el campo. Y yo me dije que en cualquier momento iba a llegar”. En ese sentido aseguró que su hermano mayor comunicó a los familiares el deceso de Benito. “Cuando una persona es de lejos no podemos sobrepasar a la familia para sacar el bulto y lavarnos las manos”, se justificó. De todas maneras el domingo 8 de mayo “estuve en la iglesia mormona y les comenté: -Bueno, lo entierro. Que voy a hacer, si usted ve que Jesús de Nazaret se lo lleva en los brazos ¿qué voy a hacer?, ¿voy a ir a pelearlo? No puedo, porque es el supremo”.

 

En el patio

“Acá en mi casa tengo un patio grande, grande, grande y pensé: lo entierro ahí porque su última voluntad fue esa, quedarse conmigo acá”, señaló Libertad al explicar su decisión. La oportuna aparición del vecino que preguntó por Benito puso fin a esa posibilidad. No obstante durante 12 días compartió la cama con el occiso e incluso “en el velatorio cortaron la luz y yo me abracé a él”. El sábado por la tarde entre policías y bomberos se llevaron el cuerpo de Benito que se encontraba en avanzado estado de descomposición para someterlo a una autopsia, y hasta ayer Libertad desconocía el destino final del cadáver.

“Yo me siento tranquila, tranquila, porque cuando se iba me abrazó, que no tuviera miedo, que él se iba. Es un vendedor, tiene el camino, ama el camino, él se iba pero algún día iba a volver. Y ahora su espíritu está  conmigo”. Por su parte el jefe de la Unidad Regional VI, comisario mayor Marcelo Albornoz, informó que el cadáver fue remitido al Instituto Médico Legal de Rosario para la autopsia correspondiente para certificar las causas del deceso. “En tanto Libertad Rondán será sometida “a un examen médico para ver su ubicación en tiempo y espacio, y demás circunstancias”. Interviene en la causa la Unidad Fiscal de Villa Constitución.

 

 

Libertad aseguró que el cuerpo descompuesto de Benito no produjo olores nauseabundos quizá “porque lo alimentaba bien y sano, le daba de comer frutas y verduras”.

 

“Esto no es normal, en mi carrera es la primera vez que me sucede un hecho de esta naturaleza”, admitió sorprendido el comisario Mayor Marcelo Albornoz.

 

Ariel Gómez

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