Día de la Memoria

“Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala, es el silencio de la gente buena”.

Mahatma Gandhi

 

POR GONZALO CRISTINI

Secretario General Partido Socialista

 

El 24 de marzo de cada año recordamos el comienzo de la dictadura cívico-militar más siniestra que gobernó nuestro país entre 1976 y 1983. El golpe de estado del 24 de marzo de 1976, derrocó a un gobierno constitucional, e instaló en su lugar a una junta militar encabezada por los comandantes de las tres Fuerzas ArmadasJorge R. Videla, Emilio E. MasseraOrlando R. Agosti, la Junta Militar llevó a cabo un plan sistemático de genocidio desde el Estado, dicho Estado, devenido en terrorista, coordinaba con las demás dictaduras militares instaladas en los países Latinoamericanos mediante el llamado Plan Cóndor, un plan continental de represión hacia los sectores populares, y de destrucción de los aparatos económicos de los diferentes países.

 

El gobierno dictatorial secuestró, torturó y ejecutó a miles de personas, y estableció centros clandestinos de detención. Las personas secuestradas ilegalmente por la dictadura, fueron torturados, asesinados y enterrados en fosas comunes o arrojados al mar desde aviones militares.

La política económica de la dictadura quedó a cargo de los sectores civiles que promovieron el golpe de Estado, con el único objetivo de imponer su política económica, es decir sectores pertenecientes al capital financiero y los grupos concentrados de poder económico mundial. Bajo el liderazgo del empresario y estanciero José Alfredo Martínez de Hoz, se puso en práctica una serie de reformas económicas, que tendieron a desmontar el aparato productivo, desindustrializar, concentrar la economía argentina.

 

Hoy, a 40 años de inicio de la dictadura militar más sangrienta de nuestra historia, para asegurar los derechos humanos en el presente, es indispensable comprender por qué en el pasado fueron violados de manera sistemática por parte de quienes debieron ser sus garantes. Debemos recordar el pasado en tiempo presente para construir juntos un mejor futuro.

 

En la actualidad, luego de transitados 33 años de democracia, el periodo histórico más prolongado de nuestra historia, desde que rige la ley Sáenz Peña en el país, es necesaria una política de seguridad ciudadana que reconozca el respeto a los Derechos Humanos como eje y como guía del accionar estatal. Ese objetivo también nos exige los mayores esfuerzos para asegurar a los integrantes de las fuerzas de seguridad y policiales, en tanto ciudadanos, el goce pleno de sus derechos.

 

Durante muchísimos años la sociedad luchó contra las ausencias y el olvido con gestos de recordación, muchas veces pequeños pero no por ello menos significativos. Cada 24 de marzo es también una oportunidad de honrar a quienes, durante ese drama, vencieron el miedo y ganaron la calle denunciando las desapariciones y las violaciones a los derechos humanos, buscando a los niños y niñas apropiados y —desde la recuperación democrática— llevando adelante una inclaudicable lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia.

 

Hoy, como todos los años, hacemos nuestro el reclamo irrenunciable por la Memoria, la Verdad y la Justicia y reafirmamos para siempre: NUNCA MÁS.

 

Redacción El Sur

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