Ateneo Juan Pablo II: Una pausa para crecer

Ateneo Juan Pablo II: Una pausa para crecer

Cuando finalizó la temporada 2013 nada hacía pensar en esta decisión. Después de protagonizar una gran campaña en vóley, tanto en el elenco femenino como el masculino, todo indicaba que, con algunos ajustes tácticos y algunos refuerzos, Ateneo Juan Pablo II estaría en lo más alto de la Liga Rosarina.
Al mismo tiempo, desde lo futbolístico, bajo la conducción de Marcelo Reggiardo, el Papal venía contando con nutridos plantes y, si bien no lograba el objetivo de clasificar al reducido, sus campañas eras destacadas.
Sin embargo, el comienzo del 2014 no fue el esperado y, tras una serie de reuniones, se decidió ausentarse de la competencia oficial para los cimientos de la institución y, de esa manera, apostar de lleno al semillero.
José Aranda, entrenador de vóley y uno de los máximos referentes del deporte en Ateneo, dialogó en exclusiva con Tribuna Sur y explicó las razones que los llevó a tomar esta decisión.
 
¿Por qué se tomó esta decisión?
– Con respecto al vóley nos quedamos con muy pocos jugadores y, ya sea por cuestiones personales o laborales, no iban a poder estar. Entonces con un plantel extremadamente diezmado íbamos a reeditar lo que fue el final del año pasado y entonces decidimos no encarar la presentación este año. Si el año pasado arrancamos con 13 mujeres y 15 varones y terminamos así, imagínense arrancar con 6 o 7 lo que iba a ser…
 
 ¿Cómo se tomó la decisión?
– En su momento, en el cierre del torneo pasado, lo que hicieron tanto los varones como las mujeres fue para destacar justamente por esto. Llegamos al final, más allá de los buenos resultados deportivos, sin cosechar ninguna no presentación. Pero eso influyó tanto de parte de los jugadores como de parte mía, por eso cuando arrancamos este año lo charlamos con los muchachos, lo planteamos con los que arrancaron la temporada y nos sinceramos. Les dije que para reeditar lo del año pasado, que terminamos con planteles muy cortos, yo no tenía ganas.
Les pregunté si ellos estaban dispuestos y me dijeron que para vivir otra vez lo mismo, que entrenaban 3 o 4 y había que esperar hasta el domingo para ver si se podían presentar a jugar, no lo quisieron hacer porque se desgastó mucho.
El año pasado nos propusimos sacar adelante la situación y nos dijimos que, para este año, íbamos a barajar y dar de nuevo. En ese barajar y dar de nuevo notamos que no están dadas las condiciones y, en base a eso, no queremos borrar con el codo lo que escribimos con la mano.
 
Estaban dando pasos firmes, como es el gimnasio.
– Realmente si. Nuestra idea es comenzar a centrarnos en el trabajo con la iglesia y nuestra intención es comenzar a trabajar con los chicos de catequesis. Queremos empezar a generar nueva gente porque, en realidad, lo que primó acá fueron ciertos aspectos de egos, de situaciones personales, en donde algunos decían que “sí está este yo no voy o si está esta yo no voy”, y no hubo nada que lo pudo superar.
Con Marcelo Reggiardo nos planteábamos que el objetivo de Ateneo era formar personas y, cuando alguien no pudo superar su propio ego para poder compartir la cancha con otro, no se está formando como persona.
Esa fue la decisión que también se tomó en fútbol.
Ateneo estaba vacío de contenido y, si bien lo deportivo nos importa, lo fundamental es la formación personal y eso no se estaba cumpliendo.
A partir de ahí pusimos un freno y dijimos que empezaríamos a trabajar desde la base, y la base es comenzar a apuntalar los grupitos de catequesis, que tenemos un montón, para tratar de ver si pueden entrar el mini vóley y las escuelitas de fútbol.
De acá a un tiempo, paralelamente, tendríamos que terminando el gimnasio y conseguir una cancha permanente para fútbol para que, recién ahí, este todo encaminado.
 
El nuevo objetivo es reconstruir los cimientos del deporte en Ateneo.
– Exactamente. Ateneo comenzó por arriba para que los chicos tuvieran donde fijarse. Lamentablemente no pudimos trabajar con chicos y para la gente que habíamos pensando en que se fijaran, no teníamos quién se fijara.
Es por eso que ahora vamos a trabajar al revés. Vamos a comenzar desde abajo para que ellos mismos vayan haciendo su propio camino.
Además, si comenzamos a trabajar con los chicos que están en catequesis se facilita un poco más y la idea principal es esa.
Por el momento es lo que estamos diagramando, todavía no hay fechas ni nada concreto porque catequesis todavía no arrancó, o si lo hizo fue esta semana, y nosotros todavía no hemos dialogado.
Sabemos que la parroquia no trabaja solamente ahí, sino que cuenta con subsedes y la idea es desarrollar diferentes grupitos en esas subsedes, como lo son barrio San Lorenzo o Palmar y no queremos sacarlos de ahí. Entonces habría 5 o 6 lugares en donde se esté jugado y después utilizar la parroquia o el gimnasio como el lugar de encuentro de todos.
 
En lo personal, ¿cómo tomó la personal de suspender la competencia?
– Pienso que fue lo correcto. Yo se lo que tuvimos que pasar el año pasado para terminar la temporada bien y, para este año, dijimos que no queríamos vivir más eso. Si tomábamos el compromiso de ir a entrenar, y éramos un grupo de más de 10 jugadoras y jugadores entrenando, nos tirábamos a la pileta. Pero no lo logramos y, de común acuerdo con los jugadores, tomamos la decisión.
 
¿No les queda un sabor agridulce? Porque con una buena pretemporada estaban para campeonar.
– No tengo dudas. Si hubiéramos logrado aunar voluntades estábamos para cosas importantes. Si hubiéramos logrado deponer los egos y decir “vamos a hacer algo por Villa”, que era a lo que nosotros apuntábamos, independientemente de que se llame Ateneo, pero eso no se logró.
No me queda un sabor agridulce, al contrario.  Me queda el sabor de que lo intentamos y no íbamos a poner en riesgo el nombre del arzobispado para que tenga una mancha negra. Cumplimos de principio al fin, estuvimos al día en todo y, después en lo deportivo, puede ser que haya un sabor agridulce por el lado de que, si hubiésemos logrado una apuesta unificadora, estoy convencido que los chicos estaban para campeonar en Rosario.
Sin con nada estuvimos a un paso de la final en las dos categorías, logrando tener planteles largos y entrenando seguramente estábamos para campeón.
Pero esto en el vóley de Villa es histórico, siempre fue así. Uno se preguntaba porque nunca se lograba conseguir algo importante y es porque jamás se fue capaz de aglutinar voluntades, no hubo nada que superara los egos. El proyecto Villa todavía no se logró, pero definitivamente es lo que nosotros buscamos.
 
¿Se cerraron las puertas o se puede volver el año que viene?
– Con los chicos que hablamos dejamos en claro que este año no jugamos, pero en el 2015 se verá. Este será todo un año de laburo.
La idea siempre está de volver a participar, pero siempre bajo las premisas de planteles largos y con objetivos unificadotes y formativos.
 
LA FRASE
“Sabemos que la parroquia no trabaja solamente ahí, sino que cuenta con subsedes y la idea es desarrollar diferentes grupitos en esas subsedes, como lo son barrio San Lorenzo o Palmar y no queremos sacarlos de ahí. Entonces habría 5 o 6 lugares en donde se esté jugado y después utilizar la parroquia o el gimnasio como el lugar de encuentro de todos”. 

Redacción El Sur

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