Torneo del Interior: Riberas se recuperó con una agónica victoria

En un partido muy cambiante y con un final lleno de emoción, Riberas superó a Central Argentino de Fighiera por 3 a 2 y se recuperó de la derrota ante Talleres, a quien visitará el próximo domingo con la esperanza de ganar y seguir con chances en la competición.
Era la gran oportunidad. No se podía dejar escapar una ocasión más, no había otra forma de levantarse y de seguir con esperanzas en el torneo que no fuera con una victoria que cambiara los ánimos y dejara las puertas abiertas para luchar por un lugar en la próxima fase.
Riberas recibía a Central Argentino tras el clásico de entre semana, que había sido un golpe duro, de esos que necesitan una reacción inmediata para seguir en pié. Por su parte, el Lobo venía de perder dos partidos consecutivos y quería volver a recuperar la victoria de la mano del buen juego que había desarrollado en su debut, precisamente ante el conjunto de las dos avenidas.
Con la mira puesta en conseguir su primer triunfo al mando del equipo albirrojo, Rolando Salinas mandó al campo de juego a Botti; Ramos, Ponce, Fuentes, Vangioni; Recalde, Bronzone, Ramírez, Izarra; Becker y Salvatierra.
Enfrente no había una presa fácil. El equipo dirigido por Luciano Castellarín salió a la cancha con: Tejerizo; Tolaba, Cresta, Lares, Garfagnoli; Troncoso, Pollo, Guillín; Ojeda, Lara; Gelatini. Todo estaba servido para que se dispute un partido de alto voltaje. Y las expectativas no fallaron.
Riberas salió a hacerse dueño del juego desde el primer minuto, sin embargo, las imprecisiones fueron una constante en el comienzo. Solamente transcurrían 5 minutos cuando Ponce ganó de arriba y logró que Tejerizo se luciera. Fue nada más que un aviso de lo que se vendría más adelante.
El partido se volvió trabado en la mitad de la cancha por buena parte del primer tiempo. La Academia apostaba al pelotazo largo para sus delanteros, mientras que los visitantes buscaban tocar en corto aprovechando la riqueza técnica de sus jugadores. Ninguna de las dos formas daba resultado hasta ese entonces.
Pese a que por momentos no se jugaba muy bien, el encuentro nunca dejó de tener llegadas. El local presionaba con sus mediocampistas y le alcanzaba para imponerse en el centro del campo, ser un poquito más punzante y generar situaciones que no se concretaban. Central buscaba con triangulaciones pero sin generar verdadero peligro para el arco rival.
En una continua sucesión de jugadas aparecieron las emociones en el partido. En otra pelota detenida, Ponce volvió a ganar de cabeza, pero esta vez el balón fue pegadito al palo y el arquero no tuvo nada que hacer. La apertura del marcador produjo un desahogo tremendo en la tribuna local. Y eso no fue todo. En la llegada siguiente, mientras el Lobo todavía se acomodaba del sacudón, Salvatierra aprovechó los espacios en la defensa rival para habilitar a Carlos Izarra, que definió con mucha clase al palo más lejano de Tejerizo y aumentó la ventaja. Todo cambió de repente. Fueron 5 minutos fatales para el equipo visitante, un momento oportuno en el que Riberas sacó a relucir sus mejores armas: el juego aéreo y la calidad de sus individualidades.
Apareció el Lobo y la figura
El complemento tuvo una carga emotiva descomunal. Obligado por el resultado, Central Argentino tenía que reaccionar. Y vaya si lo hizo. Con una rápida y precisa combinación de toques cortos, donde los locales no pudieron ni tocar la pelota, Ojeda quedó mano a mano y el arquero respondió, pero estaba Agustín Lara, quien cumplió con la ley del ex, tomó el rebote y convirtió el descuento para darle vida al Lobo y al partido.
Al mismo tiempo que se empezó a ver lo mejor del conjunto azul y blanco, Riberas seguía buscando espacios y generando peligro de la mano de Izarra por el sector izquierdo. El juego se volvió de ida y vuelta y, cuando todo indicaba que llegaría el tercer gol y la definición completa del resultado, una buena triangulación por parte de los visitantes terminó con una infracción dentro del área. Penal para Central Argentino. Parecía que no había caso, que no era el día, que al equipo ribereño le iba a costar horrores volver a ganar. Más aún cuando Gelatini tomó la pelota, definió al centro del arco y marcó el empate.
Y cuando se creía que todo estaba perdido, fue el momento donde se dejó de lado el orden táctico para apostar a que la garra y el corazón pudieran darle el triunfo a Riberas. Ya no se defendía bien y el esfuerzo físico era enorme. A algunos jugadores les costaba volver, a otros se los notaba nerviosos por la situación. Sin embargo, la entrega fue muy grande y se vio reflejada en el campo de juego.
La Academia iba como podía, intentaba, buscaba con pelotazos, por abajo, por los costados, desde afuera, de cualquier forma. Y no encontraba el gol, mientras que enfrente tenía a un equipo que se mostraba mejor parado apostando a una contra y más lúcido físicamente. El Lobo se cansó de generar situaciones claras que no pudo definir.
Lo pudo haber perdido Riberas. Porque dejaba espacios, porque el rival era preciso, porque estaba desordenado y por miles de razones más. Pero hubo una, sobre todas las otras causas, por la que los de Salinas se quedaron con el triunfo. Y tuvo nombre y apellido: Mariano Botti. El arquero sacó una, dos, tres, cuatro y todas, absolutamente todas las jugadas que tenían la intención de terminar en el fondo de la red. Su actuación volvió a ser de un nivel impecable, le dio seguridad al arco ribereño durante todos los momentos caóticos y se llevó la merecida ovación de todo el público.
El trabajo del arquero fue formidable. Pero quien se quedó con los flashes del final fue Herrera, que ingresó en el segundo tiempo y convirtió el gol del triunfo a falta de pocos minutos para el pitazo final. Euforia, emoción, alegría y un gran desahogo. Todo eso se vivió solamente en el segundo en el que la pelota ingresó al arco.
No había tiempo para más. Riberas se quedó con el triunfo, quizás merecido por la actitud y el buen primer tiempo, tal vez injusto por la cantidad de veces de las que dependió del guardameta para no terminar con otra derrota. Simplemente ganó y eso era lo que necesitaba. Ahora solamente le queda pensar en el clásico, donde tendrá la gran chance de subirse decididamente a la lucha por la clasificación. El primer paso ya está dado.
Resumen
Fecha 4
Domingo
Riberas del Paraná 3
C. Argentino 2
Goles: Carlos Izarra, Jesús Ponce, Maximiliano Herrera (RP); Agustín Lara, Fernán Gelatini (CA)
Terna arbitral: Martín Cardoso, Mauricio Lespinard y Juan José Vergara
Cancha: Riberas del Paraná