“Espero poder soportar estar lejos”

Si 20 años no son nada, como reza el tango, ni qué hablar de 38. Después de estar media vida junto al deporte que ama, Alberto López decidió anunciar su retiro.
Esta decisión, que le llevó varios años de discusión con la almohada, la tomó pensando, exclusivamente, en disfrutar de sus adorables nietos.
En una charla con Tribuna Sur, el ex técnico de Porvenir Talleres contó porqué decidió dar un paso al costado, explicó cuáles fueron sus motivos, detalló su trayectoria en el deporte zonal y hasta se animó a adelantar que seguirá ligado al Monstruo como asesor técnico.
“Espero poder soportar, no sé cuánto tiempo voy a poder aguantar estar lejos del voley”, dijo el gran DT.
¿Cómo tomó la decisión de dar un paso al costado?
– Hace unos días tuvimos la fiesta de finalización de la temporada del voley en donde anuncié que, terminado el último partido, hacía oficial mi retiro. Es algo que venía preparando desde hace dos o tres años atrás.
¿Cuánto tiempo estuvo ligado al deporte?
– Eso salió reflejado en la libro de historia que escribió Carlos Montini. Yo estuve 38 años ligado al voley de la zona, no sólo al de Talleres. Con la presidencia del doctor Mendoza estuve cinco años en Riberas, después estuve tres o cuatro años en Arroyo Seco, en Fighiera, en Empalme.
Mis comienzos fueron acá en Villa, en Sportivo Constitución, allá por el ‘74. Es larga la historia, demasiados pelotazos encima.
¿Por qué decidió retirarse?
– Porque, por suerte, tengo un grupo hermoso y el otro día, reunidos, les dije que las iba a extrañar como voy a extrañar como al voley. Espero soportarlo, no sé cuanto lo voy a poder soportar. Ahora tengo seis hermosos nietos para disfrutar, dos son chicos y lo quiero disfrutar de alguna forma. El deporte me interrumpió mucho.
Es una decisión familiar, porque tengo tres varones y tres nenas hermosas, dos viviendo acá en Villa y dos afuera, por eso se me complica.
¿Cuánto tiempo estuvo ligado a Talleres?
– En Talleres estuve tres o cuatro veces. En mi último ciclo, este fue el quinto año que estuve dirigiendo.
Si repasamos la última temporada hay que decir que anduvimos muy bien. Éste, y el año pasado, llegamos a la final en las cuatro categorías que presentamos.
Desde unos años atrás veníamos un poco más flojos con la categoría sub-16, pero siempre digo que, por la edad de los chicos, es un grupo difícil de mantener grande. A esa edad, hay muchas cosas que todavía no las toman tan en serio.
De igual manera, pienso que están dadas las bases. Hace tres años que comencé a trabajar con Agustina García y Karina Doroni, yo les había dicho que en algún momento me iba a retirar, y si querían trabajar conmigo yo ya tenía que dejar el mini.
Ellas comenzaron con el mini y, año a año, les fui pasando categorías, de a poco.
Este año terminaron dirigiendo mini, Sub-13 y Sub-14, que salió campeón.
Ese campeonato es algo muy bueno y muy importante para el club. Porque las chicas que salieron campeonas es un grupo demasiado grande y firme. La mayoría el año que viene pasa a la Sub-16 y, de esa forma, vamos a tener una Sub-16 fuerte, pero todo va a depender de las chicas.
¿Va a seguir ligado al voley de Talleres?
– Todavía falta decidir qué va a pasar con la primera división. Está por decidirse si Agustina y Karina quedan a cargo. De igual manera yo voy a seguir ligado como asesor técnico del club hasta que tomen la decisión.
Voy a continuar ligado hasta que se terminen de encaminar, no voy a tener compromisos de horarios ni de viajes, que era lo que me quitaba los tiempos.
Voy a estar detrás de ellas para darle una mano en lo que precisen, porque lo que me interesa es su continuidad y, realmente, han trabajado muy bien estas chicas.
¿Qué significa el voley para usted?
– Para mí es algo muy especial. Siempre me acuerdo de la escuela primaria que fue donde lo conocí y lo empecé a jugar en la escuela Belgrano. En ese tiempo era un deporte medio raro, no le daban mucha importancia.
Cuando fui a hacer el secundario a San Nicolás fue cuando desplegué todo. En ese tiempo mi profesor Díaz Bancalari, era también entrenador en Regatas y el primer año ya me llevó con él al club. Estuve los seis años de la secundaria jugando en Regatas y ahí fue cuando me pegó el gustito.
Después de la secundaria, con otros muchachos de la ciudad, jugábamos en Regatas y nos veníamos a jugar al Náutico, en aquel tiempo en la arena.
Me acuerdo de haber estado paseando en Buenos Aires, enterarme que había un torneo en Villa y venirme. Dejar de pasear en donde estaba, Buenos Aires o Córdoba, y venirme para jugar el torneo. En aquel tiempo esa era la ansiedad que tenía como jugador.
Hoy intento transmitir eso. El otro día les dije a las chicas, en mi retiro, que sigan para adelante que las cosas que se hacen con el corazón y la pasión las van a llevar al triunfo.
Si no es un triunfo desde el resultado va a ser un triunfo en lo personal, esa fue la forma en que me crié. Hoy, prácticamente, son dos generaciones completas.
Yo terminé digiriendo muchas alumnas que son hijas de madres que habían sido alumnas mías cuando fueron chicas.
Estoy totalmente satisfecho con lo que es hoy el voley de Villa, nada que ver si nos ponemos a analizar lo que era hace 20 años atrás.
Hace 20 años, el nivel en el que estamos jugando hoy, jugaban los varones.
¿Después de tanto tiempo ligado al deporte, cree que dejó su impronta?
– Yo creo que sí. En este momento con Pipi Marcángelo, que pienso que es uno de los mejores técnicos que trabajó en la Asociación Nicoleña, lejos del resto, es por eso que hoy Riberas tiene los resultados que tiene y nosotros estamos peleando a la par.
Con Pipi hemos dirigido juntos muchas selecciones, hemos hecho cursos y creo que inclusive hay una amistad grande. Dentro de la cancha competimos y fuera de la cancha hemos charlado muchas cosas.
¿Qué opinas de la decisión de la Asociación de jugar la final sin público?
– Me cayó bastante mal. No sé si habrá sido para bien o para mal, pero el tema de jugar las finales a puertas cerradas no me pareció.
Creo que fue un poco lamentable porque fue lavarse las manos por parte de la Asociación y no buscaron otra solución.
Siempre dependimos y vamos a depender de los padres para juntar dinero, para pagar las afiliaciones, comprar camisetas, pagar los viajes, comprar pelotas. Tienen todo el derecho del mundo para estar presentes y ver a sus hijas que están jugando, porque son los que ponen el dinero.
Es gente que trabajó durante todo el año y después le decimos que no pueden ver la final. ¿Qué explicación le das?
– No creo que, en este sentido, la Asociación se haya puesto los pantalones largos. Pero son criterios.