Palabra por palabra: Inés Carassai de Pusterla

“Este reconocimiento es para todas las personas que me han acompañado durante todo este camino en la docencia”, dijo Inés Carassai de Pusterla (en la foto, junto a la ministra de Educación, Claudia Balagué), tras recibir una distinción provincial el martes pasado durante un homenaje por el Día del Maestro en la plaza 25 de Mayo, de la ciudad de Santa Fe.
En la ceremonia, el gobernador Antonio Bonfatti agradeció a los docentes “por lo que hacen todos los días por los niños, por crear ciudadanos del presente y del futuro”. De esta manera, el gobierno provincial propuso trazar colectivamente "El Camino de la Educación Santafesina" y, para llevarlo adelante, un jurado evaluó las propuestas recibidas desde las escuelas de toda la provincia y seleccionó a 19 referentes de la tradición pedagógica santafesina, uno por cada departamento.
La postulación de Inés fue presentada por el Jardín de Infantes Nº 49 "Los Gurises", de Villa Constitución, donde dejó su huella después de 10 años de trabajo intenso y comprometido.
“Es una iniciativa muy trascendente porque nos invita a valorar lo que significa la educación y, especialmente, es algo muy importante para el docente, que trabaja mucho y dedica mucho tiempo, ¡cuántas veces postergamos hasta nuestros propios hijos por dedicarnos a la docencia!”, comenta Pusterla.
Hitos simbólicos
El Ministerio de Educación dispuso que durante todo el Mes del Maestro, en cada departamento se descubran los hitos simbólicos que materialmente señalarán a las escuelas donde los referentes elegidos han desarrollado su obra y dejado su impronta. Esto ocurrió ayer por la tarde en “Los Gurises” y será reflejado en nuestra edición del próximo martes.
¿Cómo se eligió su figura? Durante un mes permaneció abierta la convocatoria a las escuelas para acercar propuestas de referentes. La consigna fue enviar un nombre, junto con una breve fundamentación y una semblanza de los maestros propuestos. Se recibieron propuestas de 150 instituciones educativas y se construyó un listado de 138 postulados.
Un jurado integrado por las profesoras Liliana Sanjurjo y Verónica Majo, ex supervisoras de nivel Superior; Silvia Serra, directora de la escuela de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Rosario; el profesor César Oxley, ex supervisor de nivel primario; el profesor Ramón Altamirano, ex supervisor de nivel secundario; y la ministra de Educación, Claudia Balagué, fueron los encargados de definir a los 19 educadores que serán hitos del primer trazado del camino de la educación santafesina.
Entre ellos, como uno de los hitos simbólicos del itinerario propuesto, se encuentra Inés Carassai de Pusterla, con su menuda figura y su notable erudición, una voz que forma parte del acervo cultural y pedagógico de Santa Fe.
“Un regalo del Cielo”
Con respecto a la distinción recibida, la docente afirma que fue “un regalo del Cielo, de una manera inesperada y sorpresiva, fundamentalmente por compañeras que trabajaron junto a mí y recorrieron un trayecto bastante importante del camino de la docencia”.
Asegura que en el Jardín “Los Gurises” se conserva el espíritu, la creatividad, el dinamismo y la fuerza que tienen el equipo docente y el personal no docente para llevar adelante este proyecto primordial que constituye la educación inicial.
Su trayectoria
“Tuve una vida docente muy rica”, cuenta Inés, cuya primera experiencia fue en un pequeño jardín particular llamado “Capullito”, luego se desempeñó en el Preescolar de la Escuela Normal, en la Escuela “Hijas de Cristo Rey”, en el Jardín de Infantes Nº 49 “Los Gurises”, en el Jardín Municipal y en el Instituto Superior de Profesorado Nº 3 durante 30 años, además de participar en numerosos proyectos del Ministerio de Educación que le permitieron estar en contacto en otro contexto y con distintos grupos de docentes, en Rosario y en Santa Fe. Actualmente está “gozando y disfrutando de este tiempo de jubileo”, dice con respecto a su retiro profesional.
Comenta que tiene un agradable recuerdo de todas las instituciones en las cuales trabajó, aunque reconoce que la primera infancia fue su debilidad como docente. “También tuve la dicha de participar y compartir 30 años en la formación docente de nivel inicial y de nivel primario en el Instituto Nº 3, donde también tengo muchos recuerdos, todos ellos muy intensos y de profunda emoción, ya que siempre traté de basar todas mis actividades en tres pilares fundamentales: enseñar a amar, a ser felices y dejar huellas”, sintetiza.
La vocación docente
Cuando le preguntan cuál es la clave para ser una buena maestra, ella revela su secreto: “Lo más importante es el momento de la decisión de elegir ser docente y, a partir de ahí, empezar a recorrer el camino con responsabilidad, compromiso, seriedad y profundo amor a la tarea elegida”.
“Todos estamos preparados para ser buenos docentes”, reflexiona. “Aquello que tiene que ver con los saberes, el perfeccionamiento y la actualización permanente, es un aspecto fundamental, pero no tenemos que olvidarnos que antes de ser docentes somos personas, y como tales tenemos que reflejar en el aula todos los valores significativos que van a servir a los alumnos para desenvolverse, desarrollarse y crecer con plenitud en la sociedad”, subraya.
La riqueza del alumno
“La función del maestro, en cualquier época, en cualquier sociedad y en todas partes del mundo es saber encontrar la riqueza de cada alumno. Toda persona siempre tiene algo que dar, y la inteligencia del maestro consiste tal vez, en pedirle al alumno lo que tiene y no lo que el maestro quisiera recibir”, agrega Inés, quien sembró múltiples semillas que afortunadamente cayeron en tierra fértil, ya que todos los que compartieron algo con ella hicieron germinar esas semillas, por eso Pusterla insiste en que “el fruto de este momento es compartido”.
“En todas las aulas, cada niño tiene algo que aprender y algo que enseñar. Por eso pienso que este reconocimiento es un hecho casual. En todas las escuelas hay docentes referentes que tienen trayectorias y caminos recorridos muy interesantes, de mucha proyección y expansión social”. Así habla Inés, una maestra que merece "Gloria y loor, honra sin par".