Preocupa la circulación de motos a alta velocidad

Reclamos de diversa índole llegan a nuestra redacción desde distintos puntos de la ciudad por cuestiones que generan en los vecinos un problema cotidiano. En este caso, la queja de un grupo de vecinos del barrio San Miguel, ubicado frente a Paraná Metal, radica en la falta de reductores sobre la Ruta 21 en ese tramo de la zona urbana, situación que favorece la circulación de vehículos a alta velocidad, particularmente en horas de la noche.
Otro factor agravante son las picadas de motos nocturnas. Afirman que, por lo general, no se trata de competencias clandestinas sino de jóvenes que corren para demostrase a ellos mismos los eximios “volantes” que son. Pero los vecinos señalan que esta situación representa un serio peligro vial, para ellos y para terceros. “A la madrugada escuchamos el rugir de un motor, el chirrido de gomas o que arrancan con el acelerador a fondo”, declaran los vecinos de San Miguel.

Acrobacias riesgosas
Otra situación de riesgo que se manifiesta en este tramo de la Ruta 21, entre los galpones de Rosario Bus y la calera, son las maniobras riesgosas como la denominada “wheeling”, incluso de a dos en una moto, o el conductor acostado boca abajo sobre el asiento de la moto. “Usan esta parte de la ruta para practicar, incluso durante el día, pero después de la medianoche es tierra de nadie”, apuntó una mujer, especulando con las fatales consecuencias que puede llegar a tener esta actividad. “Hacen acrobacias y circulan a cualquier velocidad”, agregó enojado otro vecino.

Redacción El Sur

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