Palabra por palabra: Gustavo Romero

Palabra por palabra: Gustavo Romero

Los ojos son como dos ventanas que nos permiten asomarnos al interior de cada persona, son lo que me gusta llamar el espejo del alma y los ojos de este señor hablan por sí solos. Gustavo Romero es un profesor nacido en Rosario pero adoptado desde muy chiquito por Empalme Villa Constitución, allí cumplió sueños, formó una familia, y llenó de alegría a más de un corazón; casi sin tiempo para él, disfruta de todas sus labores y no se lamenta, por el contrario está totalmente satisfecho con su vida.
Muchas facetas ocupan los 49 años de este profesor, es técnico electricista (recibido en la Esc. Nº 669), da clases en la escuela técnica de Empalme, es instructor de natación, socorrista, apasionado del automovilismo, presidente del CEATE y como si fuera poco está procesando la idea de empezar el curso de guardavidas y el de instructor de personas con discapacidad. Aunque parezca complicado atar cabos con todo esto, hay forma de hacerlo y explica el porqué de un hombre que vive para los demás. Todas sus facetas suman un condimento más, es un ser solidario, y sueña con tener un poder adquisitivo mayor no para vivir rodeado de lujos, sino para colaborar aún más con las instituciones.
Gustavo está casado con Claudia desde los 21 años, tienen dos hijas María Laura de 18 años, y Mariquena de 25, que le dio dos nietas Maura (6) y Juana (1). “Son lo número uno, lo primero, y lo más importante. Nada de todo lo que hago podría hacerlo sin ellas. Sin mi familia y sin mis amigos”, dice orgulloso por el valor de la gente que lo rodea.

Del automovilismo a la natación
Siempre estuvo ligado a la mecánica y su pasión por el automovilismo se mantiene intacta hasta hoy. Trabajó en un taller en donde había un auto de competición, y se quedaba después de hora trabajando en él y alimentando ese sentimiento fierrero. Llegó a ser a los 15 años uno de los acompañantes más jóvenes del país. Tuvo un paso también por una concesionaria de nuestra ciudad, y posteriormente puso su propio taller mecánico en Empalme. También fue comisario técnico de la Asociación de Automovilismo durante 5 años. Pero un corte abrupto lo alejó de su pasión por los fierros y Gustavo buscó otras formas de llenar ese gran espacio vacío. Así se dedicó a la natación, comenzó a competir y hacer podio en aguas abiertas en su categoría master. “Por casualidad” (o por destino diría yo), se entera que existía un grupo llamado Los Tiburones que necesitaba un guía, así hace 9 años tuvo su primera experiencia de nado con los míticos atletas. “Y me cambió la vida, sentí tocar el cielo con las manos”, recuerda. Así, llevó la idea al CEATE, del cual sus padres y su esposa eran colaboradores. Nace el primer “A puro corazón y fe” (dos horas de nado en postas con atletas con y sin discapacidad) y dos años después comenzó a formar parte formalmente de la institución, la misma que hoy preside.

Mundo real
Trabajar con personas con capacidades diferentes es para Gustavo “vivir en el mundo verdadero”. Adora a sus alumnos, y ama compartir momentos con ellos. Le dan satisfacciones constantemente con el solo hecho de dejarlo formar parte de sus vidas, “cuando estoy con ellos lo demás no existe y entiendo realmente la vida”, dice. Cada viernes viajan a Arroyo Seco para nadar en el complejo de los Tiburones, justo cuando una semana agotadora está terminando y uno empieza a agotar su carga. Pero Gustavo llega, se zambulle, saca la cabeza del agua y mira a su alrededor, “verlos ahí me llena de vida, me carga las pilas”, me cuenta y sus ojos brillan. “Trabajar con ellos no se puede definir, es una sensación que no viví nunca”, agrega y busca adjetivos los cuales no encuentra pero el tono de su voz y el brillo de sus ojos responden sin necesidad de acudir a las palabras.
En un momento en donde el tema discapacidad tiene varios matices, este profesor no reniega por las cosas que aún no se han logrado, valora los pasos que se han dado. Y así fue en cada pregunta, siempre tuvo una respuesta positiva, no se queja por lo que falta, lucha hasta alcanzarlo. “Soy terco, voy para adelante y me caigo, pero me levanto y sigo hasta encontrar lo quiero”, dice.

Solidaridad
Y si hay un gran valor en Gustavo es el de ser solidario, de esos tipos que deberían multiplicarse al por mayor. Es así en todos los aspectos y por el único fin de ser solidario sin buscar nada a cambio. Con sólo decir que socorrió durante sus vacaciones a la mediática melliza griega en un desmayo, y no por ser un personaje de la tele, sino porque se trataba de una persona que necesitaba su ayuda.
Gustavo es socorrista, y pregona la importancia de conocer las reglas básicas de los primeros auxilios porque uno nunca sabe cuándo las va a necesitar. Sigue reuniéndose en la Cruz Roja de Rosario una vez por semana y suele traer especialistas a que briden charlas en nuestra región.

Sin hablar
Se autodenomina un ser transparente, asegura que con sólo mirar puede demostrar su estado de ánimo, y el que lo conoce sabe que es así. Mientras lo escucho analizo la importancia de tener esa capacidad, porque una mirada transparente muestra la luz del corazón, ¡y vaya si Gustavo tiene luz interior! Por eso elegí el bello tema de Víctor Heredia para titular esta página, porque resume en tres palabras lo que Gustavo personifica con cada acción, con cada paso, con cada palabra y sobre todo con cada mirada.

¿Cuál es tu palabra favorita?

Puede.

¿Cuál es la palabra que menos te gusta?
Miente. 

¿Qué es lo que más te causa placer?
Vivir lo cotidiano.

¿Qué es lo que más te desagrada?
La traición.

¿Cuál es el sonido o ruido que más placer te produce?
Dos. La brazada y la patada en el agua, y el motor de un auto de carrera.

¿Cuál es el sonido o ruido que te aborrece escuchar?
Los conceptos de la gente que es negativa.

¿Cuál es tu grosería favorita?
(Piensa un rato largo, duda y responde) Estúpido.

Aparte de tu oficio ¿qué otra profesión u oficio te hubiese gustado ejercer?
Piloto profesional.

¿Qué oficio o profesión nunca ejercerías?
Cirujano.

Si el Cielo existiera y te encontraras a Dios en la puerta ¿Qué te gustaría que Dios te dijera al llegar?
Que el camino que hice fue más o menos el correcto. 

El cuestionario utilizado en esta sección es el mismo que James Lipton hizo famoso en su programa “Inside the Actors Studio”, pero originalmente fue utilizado por Bernard Pivot en la televisión francesa. Estas preguntas no sólo permiten saber un poco más de alguien, también ayudan a “sacar conversación” o a mostrar algo inusual en una persona que se conoce o se cree conocer.

Redacción El Sur

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