Palabra por palabra: Cecilia Noriega

“Llegar a viejo”, frase errónea pero típica y digo errónea porque tal como dice el lema de la colonia de este verano “Viejos son los trapos”. Aunque es una realidad que todos alguna vez pensamos qué será de nuestra vida cuando nos jubilemos y tengamos más tiempo para todas esas cosas que siempre anhelamos hacer pero por cumplir con nuestras obligaciones postergamos “para más adelante”, pero siendo sinceros muy pocas veces nos detenemos a pensar en nuestros “viejos” de ahora. Por eso, Cecilia Noriega se convirtió de 2005 a esta parte en lo que podemos denominar “una pionera de la tercera edad”.
Recibida de profesora de Educación Física en el ISP Nº 3 en 2004, con sus 21 años, empezó a plantearse qué quería hacer de su futuro profesional, allí surgió la idea de apostar a los adultos mayores, un sector de nuestra sociedad que muchas veces queda relegado.
Se sinceró y contó: “Mucho no conocía sobre el tema y tenía la opinión que el común tiene sobre los adultos mayores. Hoy, es totalmente distinto“. Esto se debe a años de perfeccionamiento sobre el tema, y sobre todo a algo que vale más que todos los libros y cursos que podamos hacer: la experiencia. Hace 8 años que da clases de gimnasia para la tercera edad, y tiene alumnos desde los 50 hasta más de 90 años. Hoy son cientos, pero la historia comenzó muy distinta.
“La primera vez hice volantes, y me mandé. Ese día no me lo olvido más, estaba sola en un gimnasio gigante y me dije ‘esto es una locura’”, recuerda sobre cómo empezó esta experiencia. Pero la soledad no duró mucho, aquella primera clase fue en el Sacachispas, y al día de hoy Cecilia se emociona cuando recuerda a esos pies que tímidos se dejaban entrever por la escasa claridad que se filtraba por la puerta del gimnasio. Eran “la Lula” y Marcela, sus dos primeras alumnas con las que empezó este proyecto que creció paulatinamente y que hoy se extiende además del Sacachispas al Centro de Jubilados Metalúrgicos.
Una gran familia
“No soy de las que da una clase y se va, me preocupo, me meto, y conozco la vida de mis alumnos”, cuenta Cecilia, por eso más que alumnos decimos que son como una gran familia. Junto a su pareja, Nicolás Sala (también profe de Educación Física), completaron el proyecto más grande y hermoso: un hijo. Benicio de un año y medio. “Mi bebé fue lo más, cuando se enteraron me cuidaron muchísimo, y a Beni lo vistieron de pies a cabeza”, recuerda y agrega: “Ellos pasaron conmigo todos los procesos, desde que comenzamos con Nicolás hasta cuando nació nuestro hijo, fueron y son parte de todo esto”. Y como en toda gran familia hay muchas historias, anécdotas y recuerdos. No faltan tampoco las peleas, los enamoramientos, algún que otro enojo, los chismes, “el cotorrerío” y las cargadas. “Entre todos se forma una gran, gran historia”, dice sonriendo y agrega: “Uno va conociendo su vida, sus gestos, sé cuando uno tiene la depre algún día. Y cosas divertidas también pasan un montón, hay alumnos que se olvidan de sus clases y van a otras, que aparecen con la ropa al revés, cosas que son comunes pero que algunos pueden tomar mal, nosotros nos reímos, lo tomamos con humor”.
“La innombrable”
Dice el escritor brasileño Paulo Coelho, “el hombre es el único ser en la naturaleza que tiene conciencia de que va a morir. No se da cuenta de que, con la conciencia de la muerte, sería capaz de ser más osado, de ir mucho más lejos en sus conquistas diarias, porque no tiene nada que perder, ya que la muerte es inevitable”. Me atrevo a decir que Cecilia intenta eso, que ante lo irremediable, no nos sentemos a esperar sino que aprovechemos la vida, viviendo. “Todos sabemos que la muerte llega, y a mí me toca trabajar con personas de una edad en donde ese tema está presente. Hay historias fuertes, duras, y me ha tocado perder amigos”, cuenta Ceci con la mirada vidriosa y la voz acongojada. Es que en ese momento no se despide de un alumno, lo hace de un miembro de su familia, si hasta llegan a tener fotos de ella adornando los rincones de sus hogares. “Esto es así, y sé que es duro para el grupo pero la vida tiene un principio y un fin”, continúa.
Por más
Con una colonia en marcha (1ª de este tipo en nuestra ciudad), las clases instauradas en el Centro de Jubilados Metalúrgicos y el Sacachispas; su propio gimnasio (lo inauguró junto a Nico, “Método Vital”, en Roldán y Brasil de Bº Sagrado Corazón); podría decir que Ceci ya ésta completa, pero no se conforma: sigue apostando al reconocimiento del adulto mayor. Tal es así que alguna vez tuvo la intención de presentar en el Concejo un proyecto para la creación de un área municipal destinada a la tercera edad, lamentablemente esa idea quedó encajonada por “cuestiones políticas”, dice tímidamente la Profesora, aunque no pierde las esperanzas: “Desde que asumió Nicolás Belloni es entender de qué se trata, es un entendido en estos temas. Faltaría que las distintas áreas se pongan de acuerdo”.
Un huracán
En fin, podría decir que Cecilia sería citando el título de una canción como “El viento que todo empuja”. Ella es así, simple, transparente, hiperactiva, verborrágica, expresiva, espontánea, explosiva, familiera, profesora, mamá, mujer, hermana, madre, hija y nieta; se encarga de plantearse objetivos y no parar hasta cumplirlos, ama bailar y se transforma cada vez que lo hace, sonríe, escucha y responde con un carisma diríamos especial. Cecilia es esa persona que comenzó a cambiar la visión que la ciudad tenía sobre el adulto mayor, esa mujer que se propuso una meta y la alcanzó, y no se conforma y cada día va en busca de algo más. Ceci, es esa persona que a muchos les devolvió el significado de sentirse vivos y felices, como reza la letra de la misma canción: “Hoy que no hay tiempo que perder, que todo anda a reloj, que se destruye sin razón y la vida muere en un discurso, que alguien se encarga de encerrarte, otro prepara el fin del mundo y tan lejana queda la esencia, sólo el hecho de encontrarte le da sentido a la vida”.
¿Cuál es tu palabra favorita?
Felicidad.
¿Cuál es la palabra que menos te gusta?
Injusticia.
¿Qué es lo que más te causa placer?
Estar con mi marido y mi hijo.
¿Qué es lo que más te desagrada?
La hipocresía.
¿Cuál es el sonido o ruido que más placer te produce?
La música.
¿Cuál es el sonido o ruido que te aborrece escuchar?
Las palabras vacías, sin un contenido.
¿Cuál es tu grosería favorita?
La puta madre.
Aparte de tu oficio ¿qué otra profesión u oficio te hubiese gustado ejercer?
Artista, bailarina, algo relacionado a la comedia musical.
¿Qué oficio o profesión nunca ejercerías?
Todo lo que requiera estar quieta frente a la computadora.
Si el Cielo existiera y te encontraras a Dios en la puerta ¿Qué te gustaría que Dios te dijera al llegar?
No sé si quiero que me diga algo, sólo saber que estoy ahí.
El cuestionario utilizado en esta sección es el mismo que James Lipton hizo famoso en su programa “Inside the Actors Studio”, pero originalmente fue utilizado por Bernard Pivot en la televisión francesa. Estas preguntas no sólo permiten saber un poco más de alguien, también ayudan a “sacar conversación” o a mostrar algo inusual en una persona que se conoce o se cree conocer.