Dos villenses en el Cruce de los Andes

El tiempo pasa. Los objetivos lejanos, sin darse cuenta, llegan. Después de todo un año de preparación la fecha indicada llegó. Luego de arduos trabajos de preparación, en donde tuvieron que dejar de lado infinitas cosas, donde la voluntad y la mentalidad fueron pilares para doblegar esfuerzos, Javier Flores y Guillermo Stradella se trasladaron hasta el pie de la Cordillera de Los Andes para ser partícipes de la duodécima edición del Cruce Columbia 2013.
En una charla exclusiva con Tribuna Sur, los villenses contaron con lujo de detalle cada una de las etapas y narraron sus experiencias en la unión de nuestro país con Chile a lo largo de los tres días de competencia.
Esta fue la tercera que vez que Javier Flores participó de la competencia atlética más importante de Sudamérica mientras que, por su parte, Guillermo Stradella lo realizó por sexta vez.
Etapa uno
El inicio de la competencia tuvo como sede el centro de Esquí Villarrica, en territorio chileno. Luego de caminar, aproximadamente 2 kilómetros, los participantes estaban dispuestos a largar.
La primera etapa consistía en darle la vuelta al volcán Villarrica y la largada fue a 1410 metros sobre el nivel del mar. Con un total de 31.5 kilómetros de extensión, el punto máximo los situó a 1570 metros de altura.
“Hizo mucho calor, tardamos 5 horas y 5 minutos en completar el trayecto. Si bien era soportable, era un calor atípico para la región porque en esa zona de montaña no suele hacer tanto calor. Durante la carrera, mientras bajábamos el volcán, tuvimos que cruzar un desierto y hacía más de 39 grados. Para contrarestar la alta temperatura debimos tomar mucha agua y, en el primer día, ingerimos más de 6 litros”, comenzaron contando.
En relación al trayecto recorrido, el terreno no contó con abundante zona de bosques como para apalear el calor y, en contrapartida, la parte del volcán era un desierto de arena, piedras y ceniza volcánica. Recién sobre el final de la etapa ingresaron a un sector en donde predominaba el verde de los árboles.
Hablando exclusivamente de la competencia, de las 720 parejas que fueron partícipes de la primera etapa, la dupla villense finalizó en la posición 220 de la tabla general y en el puesto 57 de la categoría “B”.
“La verdad que la sensación cuando terminamos la primera etapa fue de alivio porque hizo mucho calor y eso influyó en el ritmo”, expresaron.
Etapa dos
La segunda jornada tuvo como sede el Volcán Quetrupillán. Esta fue la etapa más larga ya que los participantes debieron recorrer una distancia de 38.2 kilómetros. Además, en su trayecto llegaron al punto más alto de la competencia debido a que se situaron a 1922 metros sobre el nivel del mar.
Luego de haber quedado dentro de los 400 clasificados en la primera etapa, la dupla villense se ganó un lugar para arrancar, el segundo día, en el primer pelotón. “Al estar dentro de ese grupo, y largar a las 6 y media de la mañana, sabíamos que nos iba a ir mucho mejor porque contábamos con la fresca de la mañana y eso iba a servir para mejorar el rendimiento”, explicó Javier Flores.
Con respecto a la competencia, la dupla “Trote Villense” tardó 7 horas y 12 minutos en completar los casi 40 kilómetros. Una vez que llegaron a la meta se ubicaron en el puesto 28 de la categoría y 120 en la general. Según argumentaron con anterioridad, el haber largado temprano y un terreno con mucho bosque fueron argumentos suficientes para poder mejorar su performance.
“Realmente fue muy agotador, porque fueron muchas subidas, muchas bajadas y se necesitaba de mucha técnica. Había subidas muy empinadas donde teníamos que hacer pasos cortos y, si bien Guillermo no, yo tuve que utilizar bastones. Hay que estar muy bien entrenador para poder completar las etapas”, detalló Flores.
Etapa tres
El último día de competencia, ya en territorio nacional, tuvo como punto final el volcán Lanín. Con una distancia de 28.2 kilómetros, el quipo que representó a la ciudad logró finalizar en el puesto número 36 de la categoría. Al ser una etapa de mayor velocidad, en lugar de resistencia, el Tote Villense se vio perjudicado porque sus condiciones se familiarizan más con la fuerza y la resistencia.
A diferencia del día anterior, la categoría B largó en segundo turno y perdieron el privilegio de salir a competir junto con el amanecer. Sin embargo, al estar el cielo nublado, la temperatura bajó cerca de 10 grados y pudieron completar la jornada sin sufrir el asedio del calor.
“La tercera etapa fue muy rápida, prácticamente de velocistas, y nos llevó cerca de 4 horas completarla. Si bien el terreno era todo ondulado, en su mayoría fue llano”, revelaron.
El dato anecdótico de la competencia fue que los participantes debieron hacer aduana.
“Tuvimos que pasar por inmigración en Chile, después pasamos por la aduana Argentina y todo esto corriendo. Llegábamos con los papeles en la mano, te sellaban y seguíamos corriendo. En Chile te revisaban la mochila y, en Argentina, si eras argentino no, te sellaban el papel y podías seguir. Lo anecdótico fue que, en la aduana Argentina, a los participantes que no eran argentinos les revisaban las mochilas para que pierdan tiempo”, expresó Flores.
La llegada
En conclusión, a lo largo de los tres días de competencia, el Trote Villense recorrió aproximadamente 98 kilómetros en un tiempo de 16 horas y 22 minutos.
Esto fue suficiente para situarse en el puesto número 35 de la categoría y en el 146 de la tabla general final.
“La satisfacción de haberla podido terminar es indescriptible. Nos entregaron una medalla de cuero muy hermosa. La verdad que quedamos muy contentos por cómo se dio el desarrollo de la carrera y fue uno de los mejores cruces que hicimos.
Además de que terminamos enteros, cumplimos con todos los objetivos. Nosotros fuimos en busca de poder terminar la competencia, después de terminar bien y, por último, culminar lo más adelante que se pueda. Esos eran los tres objetivos que nos habíamos planteado.
Este año hubo mucha competencia, fue muy duro y por eso haber podido cumplir los objetivos es una satisfacción inmensa”, contaron con dejo de bienestar.
Por último, en el cierre de la narración de semejante experiencia, los integrantes del Trote Villense aseguraron que están disfrutando de unos días de descanso pero admitieron que ya están pensando en la edición del próximo año.
“Ya tenemos el calendario de las carreras para poder prepararnos de la mejor manera y seguir compitiendo. Sin embargo también estamos en busca de sponsors para poder costear los gastos de este tipo de competencias porque son elevados y se nos hace muy duro poder enfrentarlos. El objetivo principal para este año es conseguir los sponsors”, enfatizaron.