Mira una flor y oirás su música
Había una vez una niña que quería estudiar música, pero, no podía hacerlo, era pobre y no tenia dinero para pagar su estudio. Fue a consultar a su confesor, para ver si le podía ayudar en algo. Ese Sacerdote era muy bueno y gentil, y además un ¡Poeta!…. y conocía bien el alma de esa niña. La conocía desde el día que le había administrado el Sacramento de la primera Comunión. Entonces le dijo, ¿quieres de verdad estudiar música?.. La niña muy esperanzada le contestó que sí quería.
Bueno dijo el Cura, si es así toma en tus manos una flor de tu jardín que hay tantas y son ¡muy hermosas! Siéntate en un rinconcito de tu casa, y solita, en silencio, las vas mirando bien, escucharás una vocecita muy suave.
Sigue mirándola, sigue mirando su forma, sus particularidades, sus colores.
Huele su perfume, y escucharás que de esa flor sale una música especial y
¡muy bella!… y esa es la música que estás buscando. Así que la niña aprendió a querer mucho a las flores y conocer su música, que era tan bella, y que no había otra que le superare en belleza y dulzura.
Y sin estudiar música, aprendió la suavidad y belleza de una canción, la dulce música de una flor, que eleva el alma hacia el Cielo, cerca de Dios… y eso es también Música.
María Cottone