Por ROBERTO BENEDETTI
Director de la Licenciatura en Diseño y Animación Digital, Universidad Siglo 21.
Bajo ese escenario, identificamos que los cambios de los próximos años ya no se concentrarán en los empleos en sí mismo, sino en el contexto laboral. Y esto sucederá, principalmente, en dos dimensiones:
Por un lado, ocurrirá en la distancia física, ya que se globalizarán aún más los equipos de trabajo. Sin embargo, en muchas empresas parece haber una diferencia irreconciliable entre la presencialidad y la virtualidad, ¡pero la globalización de los equipos de trabajo no puede terminar en una reunión por Skype!
A principios de 2012, Google lanzó su famoso servicio Google Drive e incorporó funciones clave, como la edición colaborativa o la creación de documentos en la nube. En menos de 4 años, se convirtió en un recurso indispensable para un sinnúmero de empresas alrededor de todo el mundo. Y esto es solo el comienzo, ya que las plataformas online seguirán perfeccionándose para cada rubro, se optimizará la organización y la comunicación entre los equipos de trabajo.
Naturalmente, esto exigirá el desarrollo de una perspectiva transcultural. A veces, las diferencias culturales con un equipo de trabajo pueden generar distancias más sensibles que las geográficas. Esto se refleja, por ejemplo, en una mala interpretación de las palabras, de los hechos o de las situaciones. En el caso del trabajo artístico, por ejemplo, se ve en la falta de inspiración o alineación con la línea editorial de un estudio o de un director.
Por otra parte, el mix de perfiles tradicionales con la incursión de profesionales de otros rubros es sumamente favorable para las compañías. Testigo de esto es la industria bancaria, que se encuentra en plena transición por la irrupción de las fintechs. El sector busca cada vez más a profesionales de la comunicación, desarrolladores o incluso especialistas en programación.
Otro ejemplo es el sector asegurador, que también transita un período de profunda reinvención. Actualmente, no solamente buscan en el mercado perfiles tradicionales para su área, como actuarios, contadores o abogados, sino que en los últimos tiempos han salido a la caza de expertos en diseño de experiencias o especialistas en disciplinas como Big Data o scrum masters.
En definitiva, el cambio de paradigma no es solamente una oportunidad y una opción, sino una obligación para no quedarse en el tiempo y perder terreno frente a la competencia.
La segunda dimensión del futuro del trabajo estará en la potencia tecnológica. El hardware local -es decir, aquel que posee cada persona- dejará de ser una limitación. Le evolución de Internet en los últimos años, sumada a la baja en los costos para su adquisición, dio luz verde al uso de la tecnológica como un servicio. De esta manera, por ejemplo, se puede acceder a películas, series o música, sin la necesidad de adquirir discos duros con gran capacidad.
De la misma manera, las empresas, emprendedores, artistas y trabajadores de todas las industrias podrán, cada vez más, acceder a servicios de alta potencia tecnológica sin la necesidad de comprar una nueva computadora.
En los próximos años los profesionales no se categorizan entre los que manejan ciertas plataformas, tienen determinados conocimientos técnicos o poseen ciertas herramientas. La diferencia radicará, entonces, en cuanto puedan hacer escuchar su voz propia, su adaptación a los nuevos escenarios, su aporte innovador a equipos interdisciplinarios y su capacidad creativa. El desafío del futuro no radica en quedarse afuera, sino en no quedarse atrás.
INSCRIPCIÓN ABIERTA
Agosto 2019
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